Tuesday, July 04, 2006

Nous- cabro fede

Ahora literatura posta.

Ya nadie debe mirarme a los ojos- pronunció uno de los miembros de la tribu mientras se encontraban cálidamente reunidos alrededor del fuego y sus manjares.
Ya nadie más me mirará a los ojos a no ser que yo lo pida!!!- gritó inclemente y todos dejaron de sonreir.
Je lo miró azorado. -Pero Mon, tus ojos son tan bellos! cómo no mirar a través de ellos- dijo en un tono que enterneció hasta los infantes que no poseían aún la habilidad del habla.
Mon tomó una braza del círculo igneo con sus fuertes manos, invulnerables al ardor y se la arrojó a la cara a Je. Je no podía comprender a Mon.
Je con sus flacas manos y su chamuscada cara empezó a golpear al viento. Todo su cuerpo era un instrumento resonante, sus costillas eran piezas percutidas por sus dientes, sus cabellos cuerdas flameantes. Sonó, sonó, irremplazable, indesplazable, impostergable. Todos los Nous saltaron y gritaron al ritmo del inexplicable. Lloraron, lloraron de risa, de enojo, de espanto, de ira, de amor a Je. Giraron los Nous abrazándose, apagando la quemazón de Je, prendiéndose ellos, centrífugos en una danza violeta y roja, violenta y rosa. y la risa los invadió, los llenó.
Nadie miraba a Mon. Ya nadie oía a Mon. Ya nadie era Mon.

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