cronica de una desgracia 2
POr donde comenzar a narrar esta repetida historia con tragico final.UNa nueva cronica de la desgracia, aunque para variar un poco, ahoraambientada en el peru.
Dificil seria precisar cuando comenzo todo. De COpabana a puno, con escalas y junto la presencia estelas de la contrabandista de frazadas, que ofrecia de cortesia las mismas bajo los culos de los pasajeros. Paseaba de asiento en asiento corroborando que todo marchase bien y una vez pasada la aduana volvia parasu recoleccion.
La misma mujer, con su guagua en las espaldas y sus bultos promienteshizo nuevamente aparicion en el bus de puno a arequipa, en medio deuna tormenta de granizo y un bus repleto de pasajeros que iban hasta juliaca para combinar a cuzco. Esta vez el desgraciado, presencio el ofrecimiento de manta apoya ojete y frazada. El camino que hasta el momento había sido asfaltado dio paso a uno saltarino y de tierra. La lluvia no cesaba y los malos augurios, del companero del desgraciadose volvian realidad. Una gotera dejaba filtrar choros de agua en la cabezadel desafortunado. Entre suenos y saltos fue pasando la noche. Algunos capaces de despegar los tan comodos culos de los asientos. Nunca imagino que capaces tambien de generar nuevamente la desgracia.Antes de la llegada, hizo nuevamente su aparicion, en plena madrugada,la contrabandista de telas y desperto a todos los durmientes.
Momentos antes o tal vez posteriores una vecina del desgraciado, despertole tambien con una interrogacion que no fue tomada en cuenta, dado el gradode somnolencia del mismo: joven, eso de ahi- senalando un bulto verde enen pasillo, al parecer del mismo- es suyo?No, no, señora, respondio, con los ojos entreabiertos para no perderla profundidad de su sueño.
El micro arribo finalmente a arequipa y topo al desgraciado con la tristerealidad. Levanto rapidamente el bolso del piso y busco encima del asientosu nuevo charango, el cual tanta sudor que le hubo de costar. No estaba,penso en lo peor. Tal vez mientras dormia, alguien lo hubo de sustraer.Pero no, acto seguido al voltear su cabeza logro divisar entre las piernas de una chola, la funda del mismo. Se altero, y todavia mas al levantarloy observar que estaba mas grande de lo comun. Con toda la certeza del mundoque lo peor estaba por venir, Abrio y comprobo, que su lindo instrumento estaba una vez mas hecho trizas.
Ningun consuelo, ni muchas vueltas que darle al asunto.Puede que los saltos lo hayan hecho caer y algun pasajero pasado por encima,puede que si no hubiera estado dormido tan profundamente, se hubieraavivado antes de que el mismo descansaba en los pisos del onmibus, o puede que si hubiera dormido abrazado al mismo, nada hubiera sucecido.
A decir verdad una vez mas es tarde. Las frazadas y las colchas llegaron sanas y salvas sin sufrir decomisacion alguna. Lo mismo no podemos decirdel costoso charango que quedo hecho trizas.
Se despide este cronista hasta un nuevo capitulo de desgracias de viaje.esperando, que no sean pronto, ni con el mismo protagonista.
Dificil seria precisar cuando comenzo todo. De COpabana a puno, con escalas y junto la presencia estelas de la contrabandista de frazadas, que ofrecia de cortesia las mismas bajo los culos de los pasajeros. Paseaba de asiento en asiento corroborando que todo marchase bien y una vez pasada la aduana volvia parasu recoleccion.
La misma mujer, con su guagua en las espaldas y sus bultos promienteshizo nuevamente aparicion en el bus de puno a arequipa, en medio deuna tormenta de granizo y un bus repleto de pasajeros que iban hasta juliaca para combinar a cuzco. Esta vez el desgraciado, presencio el ofrecimiento de manta apoya ojete y frazada. El camino que hasta el momento había sido asfaltado dio paso a uno saltarino y de tierra. La lluvia no cesaba y los malos augurios, del companero del desgraciadose volvian realidad. Una gotera dejaba filtrar choros de agua en la cabezadel desafortunado. Entre suenos y saltos fue pasando la noche. Algunos capaces de despegar los tan comodos culos de los asientos. Nunca imagino que capaces tambien de generar nuevamente la desgracia.Antes de la llegada, hizo nuevamente su aparicion, en plena madrugada,la contrabandista de telas y desperto a todos los durmientes.
Momentos antes o tal vez posteriores una vecina del desgraciado, despertole tambien con una interrogacion que no fue tomada en cuenta, dado el gradode somnolencia del mismo: joven, eso de ahi- senalando un bulto verde enen pasillo, al parecer del mismo- es suyo?No, no, señora, respondio, con los ojos entreabiertos para no perderla profundidad de su sueño.
El micro arribo finalmente a arequipa y topo al desgraciado con la tristerealidad. Levanto rapidamente el bolso del piso y busco encima del asientosu nuevo charango, el cual tanta sudor que le hubo de costar. No estaba,penso en lo peor. Tal vez mientras dormia, alguien lo hubo de sustraer.Pero no, acto seguido al voltear su cabeza logro divisar entre las piernas de una chola, la funda del mismo. Se altero, y todavia mas al levantarloy observar que estaba mas grande de lo comun. Con toda la certeza del mundoque lo peor estaba por venir, Abrio y comprobo, que su lindo instrumento estaba una vez mas hecho trizas.
Ningun consuelo, ni muchas vueltas que darle al asunto.Puede que los saltos lo hayan hecho caer y algun pasajero pasado por encima,puede que si no hubiera estado dormido tan profundamente, se hubieraavivado antes de que el mismo descansaba en los pisos del onmibus, o puede que si hubiera dormido abrazado al mismo, nada hubiera sucecido.
A decir verdad una vez mas es tarde. Las frazadas y las colchas llegaron sanas y salvas sin sufrir decomisacion alguna. Lo mismo no podemos decirdel costoso charango que quedo hecho trizas.
Se despide este cronista hasta un nuevo capitulo de desgracias de viaje.esperando, que no sean pronto, ni con el mismo protagonista.