Se le vino el trimestre encima

Aplazo a la vida.
Muerta fue encontrada una docente bonaerense, asfixiada debajo de una montaña de hojas y papeles, al parecer pruebas, trabajos prácticos y demás tareas de sus 220 alumnos. La realidad sobrepasa cualquier ficción.

Metáfora de lo que viven los miles de docentes de país, profesora de literatura, Eva Minskin, de 43, años, trabajaba en cinco colegios del conurbano. Corría de uno a otro, tomando colectivos, trenes, taxis, remises, hasta ambulancias. Tenia a su cargo 7 cursos de diferente años del egb. Símbolo de la precariedad laboral, fue presa de los tiempos escolares, las sobreexigencias y sobreresponsabilidad que hoy en día tiene cualquier maestro argentino. Literalmente se le vino el trimestre encima.
Todo comenzó el viernes pasado, día en que concurre a 4 colegios diferentes. Comenzó la jornada a las 7 desde su casa de González Catan. Tomó un colectivo a la estación de tren para dirigirse hacia la ciudad de Avellanada. En el comercial 4 de esa localidad, tomo prueba a un 4to año sobre el lazarillo de Tormes y la coplas de don Juan Manuel y la gallina Turuleca de Machado. A las 9 15 corriendo, salió del establecimiento con un contundente pilón de hojas directo a la estación ferroviaria para dirigirse a la ciudad de La plata.
Los típicos problemas ajenos a la empresa, mantenían al tren con un servicio especial y demorado. Acostumbrada a estos avatar, sin dudar ni un instante, sacó los ultimo pesos del bolsillo (para llegar a tiempo con sus responsabilidades) y abordó la costera criolla camino hacia la ciudad platense.
Arribo 15 minutos tarde y tomo evaluación en un 2er año de composición y análisis de texto. 11 y 15 sonó el timbre y fue convocada por el director del colegio y levantada en peso por sus reiteradas llegadas tardes. Le fue comunicado el descuento del presentismo.
Apesadumbrada por la noticia, salió disparada rumbo a otra colegio. Al pasar por el kiosko de la esquina comió dos flin paf y una galletita de agua , ( su almuerzo típico almuerzo) de los viernes. Afortunadamente?, advirtió que había olvidado un pilón con las evaluaciones. Volvió presurosa, las recogió y debió pedir prestada una mochila de campamento a un ordenanza para cargar las mismas.
Ya a esa hora de la mañana , la cantidad hojas que albergaba era gigantesca. Una vez empacado todo, corrió la parada del 243 camino a Temperley. De ahí combino con un sulky barrial y empalmo para tomar dos colectivos mas hacia la localidad de San Miguel. Llego a las 15 luego de 3 horas viajando parada y con la mochila puesta.
Arribó al Normal 8 Sanmiguelino y un clima agitado la sorprendió. El aula de 3ro 1ra, su curso, estaba clausurada por un cortocircuito producto de una filtración de agua. En el piso un ordenanza agonizaba producto de una descarga eléctrica.
En un acto de iluminación,la vicedirectora, había resuelto el problema de manera majestuosa, “ chicos hoy la prueba de literatura, sobre Cien años de Soledad sea hace en el baño de varones”. Sorprendida todavía de la novedad, Mientras ubicaba a su curso en el baño, comenzaba en el establecimiento, la recorrida de Aldo Rico, en campana electoral.
El ex carapintada, obligo a todos los docentes, como es su costumbre, a realizar una marcha militar escaleras arriba, escaleras abajo del edificio. Eva, producto de su cansancio, tropezó y quebró sus paletas delanteras con el piso, derramando su viscosa sangre sobre los arreglos recién inaugurados. El ex carapintada, estallo en ira y la echó sin justificación alguna al instante. Sin embargo, dejo claras directivas de obligarla terminar la evaluación que los jóvenes estaban por comenzar en los toaletes, corregirlas y cerrar el trimestre para el sábado al mediodía.
Despedida y basureada, 4: 45 se retiraba ensangrentada del establecimiento, en dirección a un puesto ambulante de venta de carritos para adquirir uno que le sea útil para transportar sus 14 kilos de exámenes. Cerca de las 5 estaba en la estación de tren, mendigando por amor a su vocación, con intenciones de poder arribar antes de las 7 a la localidad de San Fernando, donde dictaba clases de Literatura Argentina en el Profesorado Municipal. Fracasando en su intento de recaudar lo necesario para el viaje y advirtiendo que el tren no la llevaría a ningún lado, saco un crédito rápido en un puesto de panchos de la estación al 133% de interés y se tomo un remis trucho que le cobro 38 pesos hasta San Fernando.
Nuevamente tarde, tomó una evaluación con 14 preguntas a desarrollar, que duro mas de 3 horas, durante las cuales intento traducir un libro del arameo al japonés. Con tal trabajo finalizaba la multa que le había impuesto el Consejo Superior del Docente por su reiterada impuntualidad. El mismo había establecido un convenio con la sociedad filantrópica japonesa de estudio de lenguas (me canse de poner mayúsculas) antiguas en Argentina buscando innovar en el sistema de sanciones docentes.
Luego de una hora, en la que intentó e intentó, advirtió que no conseguiria sin sus lentes. Seguramente habría perdido en la caída del colegio san miguelino. Agotada de la vista, no claudico y finalizó la primera pagina de la traducción. 80 le restaban todavía. Alivio sintió, al pensar que tendría todo el fin de semana para terminar ese trabajo….. y los 220 examenes.
Levanto la mirada y observo el inusitado fervor y compenetramiento en que se encontraban sus alumnos, quienes por primera ver en el año, no paraban de escribir. Sonó el timbre, y el pilón formado por las pruebas superaba su altura.
Eran 9 45. 15 minutos quedaban para que cierre el supermercado. Corrió las cinco cuadras que lo separaban del colegio y expropio un changuito del playon de estacionamiento. Salió a los tumbos y fue embestida por un fitito. Afortunadamente tuvo contusiones varias en la pierna derecha, cadera y una presunta luxación de hombre. Ese pequeño percance no la desanimo. Volvió al colegio. Recogió sus cosas. Ya una vez afuera del establecimiento recibió el aviso de un llamado. Era su hijo de 6 años que hablaba desde Monte grande. Ya hacia 1 día que la esperaba en la puerta del colegio. EL vértigo de la situación en que se encontraba no le permitió registrar el suceso. Corto el teléfono y corrió rengueando hasta la estación San Fernando. Llego a retiro 2 horas después. Un suicidio en la Lucila y un descarrilamiento en Belgrano, habían retrasado el servicio. El resto del trayecto de vuelta hasta su casa de Gonzalez Catan fue en creciente desgracia odiseica.
Llego al amanecer con la mirada perdida. Con sus ultimas fuerzas subió el carrito con las evaluaciones al segundo piso por escalera de la casa prestada en que vivía. No perdió mas de un minuto en tomar el litro de café viejo y frío que yacía en la cocina desde hacia días. Apilo las evaluaciones en un estante ubicado a la derecha de su escritorio. Los dos pilones de hojas sobrepasaba los dos metros.
Los primero en corregir fueron las evaluaciones sobre cien años de soledad. Después del mediodía ya había terminado las del cole de san miguel y de la plata. Le quedarían unas 150 cuando vaya a saberse como su biblioteca de didáctica, unos libros escolares sumados al inmenso pilón de hojas se precipito sobre su humanidad sin darle tiempo alguno a la reacción.
El agotamiento corporal producto de la su larga jornada no le permitió ofrecer resistencia. Murió afixiada al instante. En su mano se encontró una evaluación con montón de correcciones.
Su hijo continúa en la puerta del colegio a la espera de su madre. Los directivos del 352 de San Miguel, preparan el sumario por incumpliendo de deberes (nunca entrego las notas de fin de trimestre a la hora señalada).
La policía de San Fernando ya tiene la foto (tomada por la cámara de seguridad) de la sospechosa femenina, que aproximadamente 9 y 52 hurto un chango, dándose a la fuga. En momentos mas la divisional Gonzalez Catan de La matanza recibirá la fotografía y previa autorización del juez procederá al allanamiento de su domicilio en busca del vehículo hurtado.
Entrando en la noche del sábado irrumpirá la policía sin orden alguna, romperá a patadas la puerta y encontrara el changuito al costado del cuerpo sin queja.