Monday, October 16, 2006

Nunca tuve un bombin

Deambulando por los itinerantes caminos del mundo del circo callejero he tenido la oportunidad de conocer cientos de malabaristas, payasos, acrobatas y otras hierbas. Todos unidos por un mismo deseo: hacerse poseedores en algun momento de su vida artistica de un bombim, de copa, bien armado, de esos que usaba chaplin o similares. Es un anhelo casi unanime de todo payaso y malabarista. Queda lindo y ademas sirve para hacer algunos trucos y destrezas vistosas debido a su forma y consistencia.
Desde los inicios de esta carrera sin rumbo he intentando hacerme poseedor de uno. Y hoy luego de mas de 6 anos puedo afirmar con toda tristeza y decepcion: nunca tuve un bombin. Ahora sombreros, tengo y tenido a montones, de todo tipo, estilo, forma, color y tamano. Hasta podria decir que poseeo una pequena coleccion. Mismo en este presente errabundo e itinerante, mis bagallos cuentas con una superpoblacion de sombreros, para ser mas exacto 7. ALgunos de uso doble, cotidiano y payasesco y otros exclusivos.

Ahora bien la frustacion que acarreo me ha hecho acrededor de otras gratitudes.
Recuerdo ese primer sombrero de arlequin, blanco y negro, con cuatro puntas cascabeladas adquirido hace anares a un colombiano titiritero, payaso y devil stickero. Me acompano un tiempo largo en los semaforo hasta que desaparecio. Supe luego que habia estado en Cordoba con otro malabarista que al parecer lo habia encontrado por ahi, o se lo habia prestado o quien sabe como; al que luego encontre y arreglamos una devolucion que nunca se dio.
Durante esa misma epoca convivia en mi fauna capilar otro del estilo pijama, tipo media, largo con la punta anudada, que misteriosamente tambien desaparecio.
EL violeta, de viscera moli, con costuras a cuadros, aguanto todo lo que pudo. Mucho tiempo lo use, hasta que la transpiracion lo dejo a la miseria.
En esa epoca habia comenzado mis primeros talleres de clown y era necesario tener un sombrero para explorar sus posibilidades:
El de cowboy de telgopol y el de cowboy negro, fueron parte de mi primer numero: el llanero. Ambos no entraban en mi cabezota.
Sufri horrores del calor cuando usaba uno amarillo de lana, encima de una peluca tipo bee gess.
En ese entonces todavia no me encontraba tan preocupado en hacerme poseedor de un lindo bombin.
La lista recien empieza.

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